Mentiras endulzadas

Imagínense que están viendo una peli o una de sus telelloronas, en la parte mas importante, y de pronto, zuaz, lo cortan y pasan esos anuncios, esos que duran mas que el programa en si, y que de una u otra forman te lavan el cerebro, si, son los venditos comerciales, esos que te asen creer que si usas sus desodorantes vas a ser el bravo, el papi de tu barrio y todas las chicas te van a seguir, y claro si eres acomplejado, et lo compras con esa intención, no niego que yo no lo compre, pero lo ago por novedad o por que me gusta su olor, o los comerciales de detergentes, en donde salen unas “mamasitas”, en el buen sentido de la palabra, que se les ve lavando y relavando su ropa, percudida por su “hijito”, claro esta que lo ase a mano, como si todavía alguien, con dinero y en su sano juicio lavara a mano, existiendo la tecnología a su favor, pero en fin, de pronto se le aparece por arte de magia un “papasito”, también en el buen sentido, de la palabra, que le muestra el dichoso detergente y como arte de magia también apenas lo remoja se limpia, ahí comerciales que pasan al recuerdo, como de ese sambito mazamorrero, o comerciales chistosos, como el de “paga tu sueldito acá”, el echo es que a pesar que nos traumen y nos afecte psicológicamente asiéndonos comprar sus productos, que por cierto la mayoría esta dirigido a un publico masculino, ya que aparecen modelos, con unos cuerpos muy bien formados, y eso también en parte incentiva al publico femenino a crearse una figura estética de belleza, pero que se puede hacer, no podemos vivir con ellos y sin ellos, ya que los programas viven de por, ellos viven de nosotros y nosotros vivimos los programas.

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