martes, 25 de agosto de 2009

el cassette de "tripita"


Estando de mochilero entre los blogs encontré algo que me llamo la atención, lo encontré en el blog mermelada G, es una joya del humor, para muchos considerado uno de los mejores cómicos ambulantes del Perú, el conocido "tripita", el material data de 1996, una grabación realizada en las instalaciones de Pipa Producciones y presentada al público en formato de cassette, el mismo que mostraba en la portada a un desnutrido "Tripita" (en calzoncillo) posando al lado de reconocidas figuras del fisicoculturismo local.
En mi modesta opinión ahi chistes buenos como chistes malos, pero eso según los gustos de cada uno


Tripita Lado A Parte 1



Tripita Lado A Parte 2



Tripita Lado B Parte 1



Tripita Lado B Parte 2



Tripita Lado B Parte 3

jueves, 20 de agosto de 2009

escribir todo de nuevo

El chillante y glorioso timbre de la escuela sonó. Cursábamos el quinto año de secundaria en una escuela nacional, el ruido de las carpetas y el gris oscuro de nuestros pantalones impulsaban a crear una atmosfera como de cárcel, cautiverio, colegio.

- Oe!, ¿qué vas hacer mañana en la tarde?- me preguntó el Burrito, mientras metía sus cuadernos sin forrar a esa mochila azulada que traía desde hace 3 años atrás.

Al Burrito lo conozco hace 2 años, me lo presentó mi primo. El Burrito es una leyenda en el colegio, ha repetido 3 veces y parece que se va a jubilar en él (¿por qué crees que le dicen “Burro”, pes weón?).

-Pues, no sé, comer, salir, ir al colegio… por ejemplo- le respondí sarcásticamente, haciéndome el desentendido.

No era, ni será la primera y última vez que me digan para “tirarme la pera”, ya lo hice antes: para continuar la juerga de ayer, para ir a nadar en el río, o para jugar una pichanga contra otro colegio.

-No jodas pues Javier, sabes a qué me refiero.

-Jajaja, si ya sé.

-¿Te apuntas?

-No sé, ya estoy faltando 5 veces en lo que va del mes.

- Ya no te hagas la consentida de papi, si tus viejos ni paran en tu casa.

Hubo un instante de silencio, era como si me estaría echando en cara o dándome una justificación para mis malos actos, pero lo peor era que tenía razón. Un grupo de niños de sexto año pasó corriendo entre nosotros, empujando y gritando a quien se entrometiera entre ellos y la puerta.

-Habla ¿vas?

-Ya.

-Serio, después no vengas con que tu conciencia te hace una mala jugada y….

-Sí, voy a ir

-Bueno.

-Y ¿a dónde?

-Este conche….

-Jajaja es que no sé pues weón.

-¿Tonces por qué dices que sé?, vamos al Trocadero, a matar reses

-No jodas ¿serio?

-Si weón, ¿ya fuiste?, o eres…- sonrió maliciosamente, haciendo un gesto con su mano.

-Jajajja, no soy como tú, es solo que nunca se me presentó la oportunidad para ir.

-Yaaaaaaaaa…

La conversación se prolongo todo el trayecto en el carro, sobre el mismo tema, el Burrito cuestionando mi hombría y virilidad, y yo tratando de dar explicaciones a sus tontas preguntas y acusaciones. La tarde la pasé entre tareas, ver tele y pensando en mi “debut en las ligas mayores”, porque en el mundo de los “macho men”, ser casto no es un privilegio, es un rango, y muy alto.

Recuerdo que una vez mi primo me dijo “Mira primo, cuando aprendes a conducir una moto, te compras o alquilas las más baratas, los maltrataditas, porque es para practicar, pero cuando quieres uno para ti, te compras el más lujoso, el más chévere, el cero kilómetros, lo mismo pasa con las jermas, tienes que practicar, ensayar, experimentar, para lucirte con tu esposa; eso sí, las demás con las q te acuestas son por mientras, pero tu esposa tiene que ser un ángel, ¿o quieres pasar el resto de tu vida con una puta?” Al principio no comprendía esa comparación entre una moto y un ser humano, tenía apenas 12, pero con el tiempo lo fui captando, al igual que descubrí la misma comparación en un libro. Creo que mi primo lo leyó pero no lo comprendió.

El día cero nos reunimos en el paradero del colegio: el Loco, el Burrito, Miguel y yo. Tomamos un carro con dirección al aeropuerto (“‘ta lejitos pero es uno de los mejorcitos”), y nos bajamos en un local algo “caleta”. Nos cambiamos de ropa y nos apresuramos a entrar. Había gente de todo tipo: desde viejos verdes, gordos hambrientos de sexo y jóvenes con ansias de debutar, algunos atisbaban desde las ventanas. Otros, más osados y conchudos, abrían las puertas de los cuartos y se ponían a ver, al menos hasta que alguien los votaba.

-Traes una cara de aguantado – me dijo el Loco, sonriendo.

-Todos traen plata ¿no?- gritó el Burro, frotándose la mano.

- Claro pues, sino cómo…

-Tonces’ hagan una chanchita pa’ pagarme.

-No jodas pues, Burro, tú invitas y no traes plata.

-Es que debía a la tía del cebiche y ahí se fue todo, toy aguja…

- Ya yo te pago Burro – dije algo desganado.

-Sssseeeee mi pata Javier, a ver muchachos, a servirse.

Entramos a una especie de local-casa, algunos se encontraban sentados, viendo un video no apto para menores, esperando que su “caserita” se desocupara, mientras que otros pasaban mirando a las chicas, que se exhibían en ropas provocadoras, sin decidirse aún.

- Burrito, mi hijo ¿otra vez por acá?

Una mujer voluminosa y de unos 40 aproximadamente, se acercó muy coquetamente hacia nosotros, abalanzándose cariñosamente hacia el Burro.

-Claro pe tía, si hay buen servicio y producto ¿por qué no volver? Muchachos, esta es mi tía la “culombiana”, digo colombiana. ¡Oe tía! por cierto, te traigo a mi pata Javier que va a debutar, y a ver si me separas una como para él.

-Justo hace una semana me llego una como para él – dijo mirándome firmemente – Sígueme.

La mujer me cogió del brazo y me llevo a través de un pasadizo, bañado por luces rojizas y violeta, proveniente de los cuartos y las lámparas del pasadizo, el ambiente olía a sudor, a cigarro, a sexo.

-Margarita, Javier; Javier, Margarita. Ahora sí, pagando, pagando, mi hijo, o no hay producto.

Le entregué un billete de 50 soles y me hizo pasar a un cuarto algo desordenado. La chica (mejor dicho, la niña), se sentó en la cama y se comenzó a desnudar, pude ver la figura de sus senos, tan perfectos, que parecieron ser tallados a mano, sus caderas tan impactantes. La abracé. Tenía unas enormes ganas de hacerla mía, la deseaba, mi impulso de hombre me lo exigía, pero me detuve, no pude al ver sus ojos, todavía podía sentir esa ternura, esa pureza, esa calidez, que irradiaba de ellos. Paré. Me quedé ahí. Me levanté y me vestí, mientras ella miraba asustada y algo sorprendida.

-No te preocupes, son cosas mías – le dije.

Pude vislumbrar de reojo que bajaba la cabeza y se comenzaba a vestir.

-¿De dónde eres?

-De Nauta – me respondió temerosa.

-¿Cuántos años tienes?

-16.

-¿Podemos hablar?

-Sí.

No me importo gastar 50 soles para solo charlar. Hablamos sobre la vida, sobre que le gustaría hacer y ser, sobre si tenía novio, si alguien le gustaba, no le bombardeé con preguntas de cómo llegó a ese lugar, si está mal lo que hace, ni comencé con un sermón. No me gusta hacer revivir malos recuerdos, al menos la desconecté de su presente por unas horas. Al menos me desconecté yo mismo de mi realidad.

Ahí momentos en los que te gustaría que la vida sea un libro, una novela, en la que tú, como autor, decidas la suerte de otros, pero no siempre es así, la última vez que supe de ella fue en el noticiero; había llegado del trabajo, no quise ver. Quería recordarla tal como era, tan dulce, tan joven, tan pura. Cierro los ojos, no quiero ni puedo pensar en volver, pero al menos me puedo refugiar en historias en las que yo soy el rey, y en las que puedo borrar y reescribir.

lunes, 17 de agosto de 2009

lima en miniatura

una mirada a la ciudad de lima a travez de los ojos de un gigante, desde la plaza de armas hasta el ovalo gutierrez, y lo mas maravilloso, sin ese humo, smog, el trafico ni la delincuencia, se encuentra ubicado en la cuadra 17 de salaverry-jesus maria, atienden de martes a viernes de 3 a 8pm, y sabado, domingos y feriados de 11 am a 9pm, la entrada esta 8 soles (algo carita, por mi les daria 6 soles bien pagados)


domingo, 16 de agosto de 2009

paseando por iquitos

De entre mi videoteca personal aquí les dejo una mirada a la ciudad de Iquitos (al menos de la parte central), uso días antes de venirme a lima hace algo mas de 2 años y medio, se me escucha recontracharapa” (mucho mas del que hablo ahora)

martes, 4 de agosto de 2009

apoyenme¡¡¡


Claudi... digo mano, apóyame¡¡, vota por mi blog http://www.diariodelvago.blogspot.com en http://20blogs.pe, en las categorías blog personal y teen blog, no sean ingratos y vagos pasen la propa

ultima vez



-Puta mare, gringo, ¿dónde pusiste la merca?

Una voz rasposa y tosca me levantó del sueño profundo que había caído. Eran las 3 de la mañana, todavía permanecía en ese banquito aterciopelado, único recuerdo de mi lujuriosa y atormentada juventud.

-Me cagaste, hijo de puta

Un estruendo y luego un silencio sepulcral. Podía sentir el susurro del viento pasar por mi oreja, tenia las ventanas cerradas, pero el aire se escabullía a través del plástico que había puesto para tapar un pedazo de vidrio faltante.

Dicen que los ojos son las ventanas hacia el mundo, las ventanas de mi departamento son mis ojos y todo lo que me rodea es el mundo para mí. Estoy encerrado, aprisionado, no solo por la invalidez e inutilidad de mis piernas, sino también por la soledad, esta soledad que me mata lentamente, que me vuelve frio y duro, esta soledad asfixiante.

Asomé la cabeza y di un último vistazo a la calle, un foco tintineaba en la esquina y un par de hombres pasados de copas cantaban una canción algo distorsionada. Me abrí camino entre las miles de paginas arrancadas de los cuadernos que alguna vez use, y entre libros que escribí que nunca nadie conocerá, me recosté sobre mi colchón verde oliva, maltratado por la humedad, me quede mirando el techo (como cuando alguien mira un punto fijo, pero en realidad no mira nada), inmerso en pensamientos y recuerdos, hace mucho que los días no existen para mi, no hay diferencia entre un viernes y un lunes, solo existe el atardecer y el anochecer.

- Oe Juan, ¿y cómo es?, ¿la entras o no?-una imagen algo borrosa por los años, pero intacta en el sentido de los hechos, aparece en mi memoria, como una película, al cerrar los ojos

-No sé, y ¿si me hace daño?

- No seas cabro pues on’, si esto te pone, vas a ver como vas a disfrutar toda la noche, una chupadita y ya…

-¿Seguro?

-Sí

Una mano con un “pucho” encendido se estira hasta quedar lo suficientemente cerca de mi boca.

-Anda, dale…

Abrí mis ojos de pronto, me sentía algo mareado, como si estuviera cayendo en un inmenso y profundo agujero, dando vueltas sin final, me recosté y senté en la cama, estirando el pedazo de muñón que tenía como pierna. Hacia calor, a pesar de que el ambiente estuviera como a 15 grados de temperatura, cerré los ojos nuevamente, tratando de descansar.

- Imbécil, imbécil, imbécil-me decía golpeándome la cabeza, un vaso roto yacía sobre el suelo y una hermosa joven enfrente de mí me sonreía.

- No te preocupes, es solo gaseosa- me contestó ella, con una hermosa sonrisa- ¿me acompañas a la puerta?

Sonreí en mi inconsciente, la imagen de pronto se acortó y pasó a una escena de besos, los más dulces que recuerdo, todo se volvió de un blanco brillante y un montón de gritos se oyeron, sentí como los pétalos y arroces caían sobre mi, me sentía en las nubes, volteé y allí estaba ella, con esa hermosa sonrisa que penetraba hasta lo mas profundo de mi corazón, y yo, abrazándola con todas mis fuerzas, rogando que nunca se acabe, que nunca se termine. Miré el firmamento y vi un techo algo sucio y descuidado, bajé la mirada y estaba ella ahí, con una pequeña niña al costado y con unas maletas. Yo lloraba desconsoladamente, no recuerdo el motivo, solo sé que tenía tantas ganas de hacerlo, como si algo de mí fuese arrancado.

Me sentía mutilado.

Bip bip bip. El despertador sonó, me dolía la espalda por haberme quedado dormido sentado. Vivía de la caridad de mis vecinos y una parroquia local, el calor había disminuido, pero todavía sentía unas ganas inmensas de llorar, sentía como su partida desgarraba mi piel. Era ya de amanecer, miré a través del vidrio algo empañado por la humedad. Un datero se encontraba dando indicaciones en al esquina a una combi que trataba de hacer carrera con otra. Tomé asiento en mi sillón, comencé a releer un ejemplar de una revista antigua, me detuve en una página en especial. Me quedé por un rato ojeando el artículo.

De entre las páginas cayó una pequeña carta, escrita en un papel arrancado de uno de los cientos de cuadernos que tenía. Era una carta que había escrito a mi madre, y me la habían devuelto, hace varios meses. Solo atiné a levantarla y ponerle a un lado. Los recuerdos a veces se transforman en demonios, que te atormentan durante día y noche. Un frio caló hasta mis huesos me fue estremeciendo, acompañando. Volví a casa. Me recosté en la cama. Poco a poco fui envolviéndome en un dulce aroma, como a felicidad, como a pasado. Suspiré y noté un pequeño papel, una galleta de la fortuna que había comido hace unos días. Decía “la soledad es no tener a nadie donde podamos retornar”. Quise agarrarlo para leerlo mejor, pero mis brazos no respondían, un golpe como a puñalada me lo fue impidiendo. No sentía el muñón, no sentía mis extemidades, no sentía mi cuerpo. De pronto, sentí un ataque fulminante de ansiedad, fue perdiendo el control de mi mirada, de la dirección. Miré por ultima vez el papel y cerré los ojos. Antes de desplomarme, suspiré.

Todo oscureció.

Por última vez.

Otra vez.