Concierto en Do bemol

“Apúrate oe”.

Es sábado por la tarde. Muñekito Radiactivo me acaba de llamar diciendo que hay una tocada por Los Olivos y se va a presentar La Carroza Plástica. “Baja temprano o te dejamos”. La tarde es fría, que cala hasta los huesos. Salgo de mi casa algo apresurado, solo atino a escuchar “regresa temprano” de la voz de mi madre, tomo un micro en Abancay, me dirijo a la avenida Arequipa, parque España para ser exacto, una zona casi territorial para nosotros, en donde nos juntamos los jóvenes con el mismo estilo de música sentimental y emotiva. Me bajo en la esquina de la plaza, desde lejos se puede vislumbrar un grupo de jóvenes, ropas coloridas, combinaciones entre negro, rosas, moradas, verdes y rojas, peinados largos y algo llamativos. Saludo a algunos y me reúno con Radiactivo y otros chicos, esperando que la noche caiga, que nos acoja en su protección, que nos vuelva invisibles. Son las 7 en punto y la gran mayoría de personas ya salieron para el lugar, hacemos “chanchita” para el taxi y paramos uno, “Tío ¿cuánto hasta Los Olivos?”. Siempre me ha gustado ir cerca de la ventana, me gusta observar, me gusta guardar las imágenes en mi memoria, “hoy esta haciendo un frió de la csm”, dice Richiman, el nuevo de grupo. Asiento la cabeza con desgana, “en Iquitos debe ser diferente ¿no, loco?”. Claro pues gil, si es selva, dice Radiactivo, con cara de qué imbécil es este pata, “¿qué tal las jermas, es verdad que son así calientes?”, solo sonrió, miro tras la ventana sin dar importancia a la pelea que habían comenzado de quién es mas rica ¿una limeña pituca o una charapita hot?. Miro cómo deambulan los carros, miro las casas y edificios que pasan rápidamente, recuerdo los días en Iquitos, días de juergas, de tocadas, en el Complejo (un lugar donde la gentita llegaba ya sea en su Pulsar, en motocarro o a pie, un lugar en donde no importaba si eras de San Juan, de Punchana o de la Túpac, ahí conocías a las jermitas buenas de la UPI o de Fátima, ahí también conoces los peligros de comer una hamburguesa o una salchipapa al frente del local, aunque es mejor morir de empacho que de hambre) Un cartel pegado casi desapercibido al frente de la UNAP o un simple “hoy hay tocada”. Esa es toda la campaña publicitaria de los conciertos en Iquitos. Un local pequeño pero lleno, un pogo fuerte y casi interminable, un interés común, así se podría definir una tocada en Iquitos, ensayos en lugares ocultos, en donde de vez en cuando me cruzaba con grupos “famosos” cuando iba a ensayar con mis amigos, mientras algunos se divierten entre trago, bailes y chapes al ritmo de Ilusión, Explosión o Kaliente, en otro lugar, no muy lejano, se encuentra otro grupo festejando a su manera, liberándose, mientras en un lugar están ya algunos cayéndose de borrachos, cantando, bailando, en otro se encuentran un grupo de jóvenes, cansados, liberados, fumándose un “tronchito” en la plaza Serafín Filomeno.

El taxi se detiene y Tóxico paga, en la entrada hay una fila relativamente larga. “Ya, a sacar las 10 lucas, oe’ Radiactivo paga lo que me debes pues”, “Ya, después yo pongo pa’ las chelas”, me dice golpeándome la espalda. La música es el habla del alma, es un desfogue de emociones, ¿quién no se ha puesto a escuchar una música romántica cuando esta enamorado o con el corazón destrozado aún sabiendo que eso te va a hundir mas? En fin, a veces somos algo masoquistas. Son las 9 de la noche y la banda central está por salir. Una chica se me acerca. Nuestras miradas se cruzan pero se dirige hacia Tóxico, “oe te presento a Kitty“

“Canciones de cuna para nuestra noche sangrienta/las coaliciones mataron nuestras pasiones…” La Carroza Plástica había salido al escenario y no me había dado cuenta, “condenado a muerte en este mundo vacío…” Amiga ¿de dónde eres? de San Juan de Lurigancho. El bullicio de la música apenas me dejaba escucharla,”besos y abrazos la noche de San Valentín/ estaré contigo cuando jale el gatillo…”. La noche pasa rápidamente, el desfogue de energía es tremendo, el pogo rápidamente se comienza a armar y entre el tumulto la pierdo, tragada por ese mar humano, entre golpes y empujones, entre sudores y lagrimas, entre canciones y recuerdos.

El sonido del platillo y del vibrato en la guitarra anuncia el final de la tocada. Es domingo y son las 3 de la mañana, aún no tengo sueño y faltan los tragos que Radiactivo tenía que poner, tomamos por asalto una plaza y nos ponemos a tomar, “Oe ¿van al Urban Rock de la próxima semana”, “de ley”, “oe tio ¿vas?”, “creo que si” respondo, “no seas falla, dicen que va a estar chévere”. Estaba cansado, agotado, nostálgico. Me senté en una banca vacía del parque, no muy lejos del grupo. Observo un grupo de posibles pirañas buscando victimas, en la otra calle un reciclador que trata de ganarse la vida y un camión de basura que trata de correrlo, una mano toca mi hombro. Un frió recorre mi cuerpo. ”Puta mare, un choro” pienso. Volteo lentamente y veo a Kitty.

- ¿Puedo acompañarte?

- Claro.

El tiempo pasa volando cuando te la pasas bien. Casi 2 horas hablando, recordando. Ella me contó sobre su vida, yo solo la escuchaba y le aconsejaba. Sabía que apenas la conocía, sabía que era hermosa y tenía ganas de besarla, sabía también que nunca más la volvería a ver, pero qué chucha. Nos pasamos la última hora antes que amaneciera besándonos, en silencio. Cuando ya era lo suficientemente temprano, nos dimos un último beso antes de partir. Tomé un taxi de vuelta.

Recostado desde mi ventana, observo el paisaje, guardo en mi memoria las imágenes y sobre todo recuerdo. Música. Un concierto en do bemol.

o_O EmOvI O_o

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