viernes, 26 de junio de 2009

Vida


Hay canciones, momentos que se te quedan gravados, canciones que recuerdan , nunca fui un niño “de su casa”, amigos con quien jugabas, juegos, niños de barrio, quiwi, matagente (ahora comprendo que solo es una copia del juego de “los quemados”). Existen leyendas de niños, sobre el chullachaqui, sobre la sirena, el bufeo colorado que se había robado a la tía de tal persona, el tunchi que estaba molestando a tal amigo de un amigo.

Mi mundo era eso, mi cuadra, mi manzana, no salía más allá. Todavía podemos oler ese aroma a niños recién bañados, a comida regional, a alitas, a tacacho, a maduro frito, a niñez. Crecí entre “Y que no me digan en la esquina el venado”, “jugaste tú con mi sincero amor” y “ el General”, entre “Los choches” y “Los de arriba y los de abajo”.

¿Recuerdas a tu primer amor?, esa niña a la cual no le quitabas la mirada, a la que cuando se te acercaba tratabas de no hablarle porque decías puras bobadas, a veces lo olvidas, otras se te es difícil haerlo. Yo no la recuerdo, solo recuerdo que ese día no tenia ganas de ir a clases, era uno de esos días que solo querías quedarte en cama todo el día, solo recuerdo el “As barrancas de terras caídas/ Faz barrento, o nosso rio mar/ As barrancas de terras caídas/ Faz, barrento o nosso rio mar…./Bate forte o tambor/ Eu quero é tic tic tic tic tac…” de carrapicho, mientras iba en el bus rumbo a su funeral, frente a ella, viéndola dormir, tras esa ventana, era como si estuviéramos solos, como si mi alma se hubiera salido, era como un sonámbulo. No sentí ni tristeza, ni dolor, ni amor, mi promoción llevó su nombre, fue la primera vez que asistí a un funeral.

En el colegio donde cursé la secundaria creo que cada año moría alguien, ya sea familiar del personal, el personal o alumnos, algunas personas se te quedan gravadas, aun cuando no sepas su nombre, aun cuando no lo conozcas, o que nunca lo hayas visto. Una vez escuché a Jeins o como se escriba, ese locutor de radio, que decía “ madres, si quieren que sus hijos se maten, cómprenle una moto”

Hay muchas cosas que se te quedan grabadas del colegio, como cuando por gastar en chucherías y porquerías en el recreo, a veces no tenias para tu pasaje, 20 céntimos, eso era lo que costaba, que a comparación de Lima, no es nada, de subir podías, pero te costaba un “cocacho” o que te puteen, aunque puedes aplicar la criollada, puedes subirte a la parte de atrás de un carro repleto y es un poco difícil que el cobrador traspase toda esa masa de personas para cobrarte a ti, que claro, vas a bajar por al parte de atrás junto a otras personas, puedes dar una moneda falsa y si el cobrador se da cuenta decir que no sabias y que no tienes mas y así subir a varios carros hasta llegar a tu destino.

Nunca me sentí unido a mi promoción (de Iquitos) cuando me vine a Lima, solo recibí la despedida de amigos, recuerdo pasar por esa puerta, la misma que sigue igual desde hace 20 años y cruzar por la pista de aterrizaje, escuchar “me vuelvo loco por volverte a ver” esa fue la ultima canción que escuché en Iquitos y la primera que escuche en lima, recuerdo ver en el folleto IQT-LIM, mientras la aeromoza me pedía para subir.

Volví después de algunos años, pareciera como si el tiempo hubiera avanzado. En la calle donde vivía ya no se jugaba a lo mismo, preferían ver la tele o en video juegos, mis ex vecinos, que los vi crecer, la mayoría convertidos ya en padres. A veces siento que Iquitos ya no es mi hogar, no el que conocí, y Lima nunca lo será. Sigo siendo esa alma vagante, perdida entre dos mundos. No puedo ni quiero volver al pasado, pero, la vida es así. La vida es tan extraña, más extraña que cualquiera de nosotros juntos.

0 comentarios: