martes, 31 de marzo de 2009

Ultimos latidos

¿Quien no recuerda al primer gran amor de su vida?, ¿Quién no a sufrido por ello?, ¿Quién a vivido para contarlo?, lo recuerdo muy bien, cursábamos el quinto año, avía sido su compañero por 3 largos años pero nunca me avía atrevido a acercarme, no podía, no quería, era muy tímido como para acercarme, su belleza me impedía, una especie de coraza, de burbuja protectora la cubría, impedía que yo pronunciara una palabra que no fuera sobre tal o cual trabajo, trabajo que nos reunió un día en mi casa, era de dos y el destino quiso que sacara su nombre de una bolsita negra.
-Que lindo gato, ¿como se llama?
-pues la verdad yo le digo gato.
Esa fue la primera ves que hablamos sobre un tema que no fuera sobre el colegio o un trabajo, esa fue la primera ves que puede ver su sonrisa, esa sonrisa que me llevaba al cielo y que me daba felicidad cada ves que la veía, nos la pasamos hablando de gatos y animales durante toda esa tarde, nunca supe si realmente le gustaba mi gato o lo izo para entablar conversación, en fin fue la única ves que le presto atención a mi felino amigo, desde ese día nos hicimos casi inseparables, la cuidaba, la protegía, trataba de hacerla feliz , ella siempre me veía como un hermano, no quise decirle que yo la veía como mas que hermana, nunca me atreví, temía malograr la amistad, temía perderla, como de costumbre un fin de semana fuimos a una discoteca, estaba decidido, iba a encarar mi miedo, iba a proponerle para que estemos juntos, ella nunca llego, le mande mensajes al celu, me pidió disculpas, me hablo de lo ocupada que estaba, algo raro pues aviamos quedado ase unos 2 días atrás, me hablo de un viaje al extranjero, me hablo con puras excusas, esa noche me senté en una banca al frente de la disco, pensando, reflexionando, soñando, tratando de apaciguar mi ira, mi impotencia, mi perdida de oportunidad, el celular sonó, era un mensaje de ella, no quise leerlo, nunca supe que me escribió, esa noche me robaron el celular, no supe mas de ella por mas de un mes, solo la veía en clases, por capricho del destino, nunca me toco trabajar con ella, y nunca nos cruzamos en las salidas, lo único que sabia era que la perdí sin haberla tenido y que se iba del país, el tiempo paso dicen que el tiempo sana las heridas, pero puede ser que las empeore, la noche antes de su partida no pude dormir, sabia que iba a ser tal vez la ultima ves que la vea, sabia que tenia que decirle todo lo que sentía, pero mi orgullo me ganaba, a la mañana siguiente me desperté tarde, era un sábado, me lavé la cara rápidamente y me cambie, coji la moto de mi padre y aunque pareciera un panda por las ojeras que tenia, no me importo salir, compre una rosa, la mas roja y hermosa que encontré, maneje como alma que lleva el diablo asta el aeropuerto, me estacione, coji la rosa, atravesé la playa de estacionamiento con el corazón casi en la boca, pase la puerta y la vi, los vi, abrasados, besándose, había llegado tarde, demasiado, no se si me vio o noto mi presencia, pero salí sin despedirme, compré uno cigarros, y me puse a fumarlos arrimado a mi moto, esperando despertar del sueño que me imaginaba estar, esperando que el vuelos alga y todo terminara esperando dar mis últimos latidos, estuve casi media hora en el mismo lugar, asiendo lo mismo, mirando la rosa, recordando, asta que el vuelo salio, mire el cielo contemplando su hermosura asta que unas nubes negras la empañaron, iba a llover, mire la rosa sin saber que hacer con ella, no la tire, le entregue a la primera compañera que salio del aeropuerto, y la invite a salir, el lunes ya tenia enamorada, entre trabajo y juergas se fue los últimos meses de la etapa escolar de mi vida, mi fiesta de promoción la pase todo el tiempo al lado de mi enamorada, ella no se quería despegar de mi, y cuando tuve la oportunidad de “despegarmela”, pregunte como quien no quiere la cosa que fue de la vida de ese gran amor que avía perdido, dicen que uno no sabe lo que tiene asta que lo pierde y me consta, di mis últimos latidos, mi ultimo suspiro por ella, recordándola, amándola, odiándome, avía fallecido una semana después que viajo, tenia cáncer y nunca se atrevió a decirme, nunca se atrevió a herirme a pesar de que yo si lo ise, doy mis últimos latidos.

3 comentarios:

Piero Villacorta dijo...

Hey causita

me gustó tu historia

de la vida real xD


Tiene un final que me dejó frío

o a lo Peruano, me dejó Huevón xD

Saluos causa

espero que postes más

marco dijo...

Lee La Fuerza de Sheccid! creo es un libro que te va a gustar!!

Un abrazo

Sofia dijo...

Los humanos somos seres hachos para amar pero tambien es cierto que le tenemos miedo cuando estamos frente a él. Por miedo al rechazo o a la felicidad, no damos el paso cuando lo debemos hacer.